¿Porque me encuentro en el mismo camino? ¿Por qué vuelvo a un camino del que prometí que jamás volvería a pisar?. ¿Por qué estoy en este camino que me llevo hacia el precipicio y del que para salir de él tuve que escalarlo?.
Me queda el consuelo de saber donde estoy y hacia dónde conduce el final del camino. Pero entonces, ¿Qué hago?. Sigo hacia adelante con la esperanza de que el final del camino sea distinto, me quedo quieto en este lugar o doy media vuelta y regreso a algún punto donde hay otro camino que me lleve a otro lugar por descubrir.
Me da vértigo pensar en que la decisión que tome sea la errónea. El corazón me dice que adelante, la última vez que recorriste este camino fuiste muy feliz y que el final puede ser distinto, pero los recuerdos de aquella caída hacen que sea cauto. Si, fuiste feliz, pero luego observa lo que paso al final del camino y sus consecuencias, ¿Quieres volver a pasar por ello? responde la mente.
Me quedo sentado en una de las múltiples piedras del camino esperando a que vengas a buscarme y me digas que viajando a tu lado acabaré en el paraiso o en un pozo sin fondo.
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