Hoy yo soy el que te espera a que aparezcas por el horizonte fusionándote con el manto azul. No me extraña que civilizaciones enteras te hayan venerado como a un Dios. Creador porque sin ti la vida no sería posible, despiadado porque eres capaz de anular cualquier vestigio viviente. Y ahí estas como cada día y me golpeas suavemente con tus rayos, como una caricia de la que se escapa una sonrisa involuntaria. Es increíble el poder que tienes sobre las personas, eres capaz de alegrar a la persona más triste, de hacer salir a la gente a la calle, sin embargo tu ausencia nos crea malos sentimientos (mal humor, cansancio,...). Y te veo subir lentamente hacia el cielo con el aura de un ángel, hasta que llegar al cenit y a partir de ahí te vas a tu retiro diario para dejar paso a tu compañera, que vigila por la noche lo que ocurre en el mundo.
2 comentarios:
Jop, Roman, cada vez escribes mejor!! Me encantan tus relatos :-)
Sigue así!!!
Pensaba ya que nadie los leia. Aun asi seguire escribiendo todo lo que pasa por mi interior.
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