lunes, 23 de noviembre de 2009

Amor a primera vista


Nunca creí en el amor a primera vista por lo menos como nos lo habían descrito en los cuentos de hadas o en las películas americanas donde se observa a ese amor con un aura de luz blanca radiante y el flechazo es inminente.
Nunca creí en ello porque a ese instante lo llamo atracción y no amor, el amor es algo mas que una simple visión de una persona, porque en ese momento lo que se ve es el físico, lo superficial, el envoltorio de un caramelo donde lo realmente importante esta debajo de él. Para llamarlo realmente amor pienso que comienza con el descubrimiento del interior de la persona, disfrutando por lo que se descubre y el querer seguir indagando, hasta descubrir que no puedes dejar de pensar ni un solo segundo en ella. De ahí que el amor sea una droga y de las que mas engancha!!!
Con el paso del tiempo me he reafirmado que ese amor a primera vista no es tan evidente como en las películas, pero no es mas cierto que cuando la ves por primera vez, es porque percibes algo diferente de las demás personas, algo que te atrae. Puede ser su sonrisa, el brillo de sus ojos, la forma de moverse o el reflejo de la luz en su pelo. Muchas veces esperamos a que nuestro amor se muestre de una manera evidente con un cartel con letras de neón, pero en realidad ese cartel se nos muestra escondido o simplemente esta escrito en un idioma que no entendemos, que por muy grande y evidente somos incapaces de interpretarlo.
Y tu? Crees en el amor a primera vista?

viernes, 20 de noviembre de 2009

El reencuentro





Ir al capitulo 1, Ines
Ir al capitulo 2, La cueva de Emilio
Ir al capitulo 3, La conversación
Ir al capitulo 4, La vuelta de Emilio



-Ves Ines, Emilio ha recuperado el color en las mejillas y tu la sonrisa. Esta experiencia os va a unir mas que nunca. Tienes que cuidar de Emilio, Ines. Tienes que cuidarlo hasta el día en que se convierta en un gran hombre.

Ines no daba crédito a lo que veía, abría y cerraba los ojos, se los frotaba pero la imagen seguía ahí. Intentaba pronunciar alguna palabra pero solo obtenía el silencio como respuesta. mientras tanto, lo que parecía José se acercaba a la cama de Emilio.

- Tiene que cumplir una misión en esta vida y necesita de ti Ines. Os necesitáis porque en esta vida tenéis que cumplir una misión. Tenéis que buscar vuestra felicidad y esa para encontrarla tenéis que andar juntos durante mucho tiempo.No lo olvides Ines, buscar vuestra felicidad pero debéis buscarla juntos, sino no la encontrareis jamas.

En ese instante se despertó Emilio y vio a su madre con una cara de asombro y perplejidad nunca vista en la cara de su madre.

-Mama, Sucede algo?
-Acabo de ver algo parecido a José. Y me ha dicho que debemos estar juntos. Esto es una locura, creo que estoy demasiada cansada. Debería dormir algo.
-Deberías dormir algo mama aunque lo que has visto no ha sido un sueño. También yo he hablado con el y gracias a el estoy aquí contigo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

La vuelta de Emilio




Ir al capitulo 1, Ines

Ir al capitulo 2, La cueva de Emilio

Ir al capitulo 3, La conversación



Ines no dejaba de llorar, pero esta vez sus lágrimas no tenían un sabor amargo, sino dulce de la esperanza. Emilio se había despertado como si fuera un día cualquiera. Rápidamente, una nube de enfermeras y el medico de guardia llegaron a la habitación. El médico le pedía a Ines que saliera fuera para poder explorar con mas detenimiento a Emilio. Pero Emilio tenia sujetada la mano de su madre con gran fuerza.


-Mama, no me sueltes, dijo con la voz entrecortada.

-No, cariño, no te suelto. Estoy aquí contigo.


El medico insistió en que saliera fuera para que pudieran trabajar en mejores condiciones, a lo que ya Ines, finalmente y por puro cansancio, accedió. Salio al pasillo y una enfermera le trajo un café caliente que al cogerlo sintió que la energía volvía a su cuerpo, todavía no se quedaría sola en este mundo. Después de tanto tiempo una sonrisa volvía a dibujarse en sus labios.
Diez minutos después, el medico salio de la habitación con una cara de cierto asombro dirigiéndose hacia Ines.


-Es increíble, pero su hijo esta perfectamente. Le tendremos en observación 24 horas para ver su evolución, pero he de decirle sinceramente que en mis 15 años no había visto nada igual. Parece como si alguien le habría dado vida. Ahora le hemos sedado para tenerlo mas controlado.

-Gracias doctor, dijo Ines con lágrimas en los ojos. Muchas gracias.


Tras la breve conversación con el doctor, Ines volvió a la habitación con su hijo. Abrió la puerta despacio, intentando hacer el menor ruido y cuando cerro la puerta se quedo mirando a su hijo desde la distancia. De su piel había desparecido el color blanquecino y ahora tenia uno mas rosado. Indudablemente tenia mejor aspecto que ella. Pero al lado de la cama apareció una nube de luz blanca que se parecía a... José, su marido!!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La conversación


Ir al capitulo 1, Ines

Ir la capitulo 2, la cueva de Emilio



-Quien es usted?
-Todavía no me has reconocido? Ni siquiera por la voz?
-La voz me es familiar, pero no se donde ubicarla.
-Cría cuervos y te sacaran los ojos.

Emilio dio un respingo, seguido por un escalofrío. Era la voz de su padre!!! Se sentía avergonzado por no haberla descubierto antes. Cuando se acostumbro a la claridad pudo verle perfectamente, estaba igual que cuando se murió pero si estaba con el significaba que el estaba también muerto?.

-Papa!!! Que tal estas? Que haces aquí?
-Hola, hijo. La pregunta que te debes hacer es que haces tu aquí.
-Pues, sinceramente no se ni donde estoy, esto me parece de un absurdo total.
-De absurdo nada, hijo. Estoy aquí para evitar que pases al otro lado.
-Al otro lado?Si, al lado eterno. Porque tu misión en el lado terrenal todavía no ha acabado.
-Que misión? Soy algún elegido o algo así?
-Si, has sido elegido para no dejar a Ines sola tan pronto. Ella sufre mucho y si tu te vas de su lado ella pronto vendría aquí a hacernos compañía. Y Dios le tiene reservado algo para ella en la Tierra.
-Dios??
-Si, Dios. Pero tienes que estar a su lado hasta que esto ocurra. Cunado haya comenzado su misión tu volverás aquí para pasar definitivamente al otro lado. Se te esta dando una segunda oportunidad. Aprovechala.

Una ligera niebla y un fuerte viento apareció llevandose a su padre y Emilio retrocediendo hacia la cueva.
Y de repente, Emilio abrió los ojos y se vio inmerso en una habitación gris, con ese pitido marcando la melodía monotona y sobre su mano se encontraba la mano de una Ines llorando de felicidad.

-Mama, he vuelto para estar contigo.

martes, 17 de noviembre de 2009

La cueva de Emilio

Ir al capitulo 1, Ines.

Emilio intentaba abrir sus ojos pero éstos no respondían a sus deseos. Se sentía participe de un lugar en el que la oscuridad y el silencio predominaban. Oía constantemente un pitido repetitivo al que le dio forma de melodía y una voz que Emilio no podía descifrarlo que decía y ni tan siquiera podía determinar de donde procedía aunque si que le era familiar.Era como si estuviera en un cueva muy profunda y oscura donde el mas ínfimo sonido se debería oír con total claridad, el problema es que no había ni un insignificante sonido que llevarse a las orejas mas el pitido y esa voz.Preso ya de una preocupación evidente, un pequeño destello de luz blanca apareció en medio de la oscuridad total, era de una intensidad muy baja pero los ojos, que ya se habían acostumbrado a la oscuridad, le cegó durante unos breves instantes. Era una delicia sentir el calor de la luz en su piel y sin dudarlo se dirigió hacia ella. Cada paso que daba la luz iba ganando terreno a la oscuridad hasta el punto de que la oscuridad desapareció totalmente. Allí en la claridad, oyó una voz, ahora si, con total claridad que le resultaba demasiado familiar.
Nada bueno debe haberte pasado si has llegado hasta aquí, le dijo la voz.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Ines


Ines encendió un cigarrillo, era la enésima vez que rompía con su promesa de dejar de fumar, pero esta vez poco le importaba. Necesitaba tomar aire fresco para quitarse ese olor a hospital que inundaba ya sus ropas y que paradojicamente le quitaba a uno la energía que no sabia muy bien donde iba a parar. Llevaba ya dos días en el hospital al lado de Emilio, el hijo de su fallecido marido José. Aunque no era hijo suyo lo trataba como tal y él había ya dicho en mas de una ocasión que Ines era su única y verdadera madre. Emilio, con sus 19 años acaba de sufrir una especie de fuerte infarto, algo totalmente inusual en estas edades.
El medico le explico que su hijo tenia una dolencia cardiaca muy poco frecuente produciéndole algo así como un infarto y ahora estaba como en una situación de coma. Los médicos no sabían a ciencia cierta si podría sobrevivir porque eran muy pocos los casos sobre esta dolencia, y además con 19 años lo convertía en un caso único. Una suave brisa mezclada con olor a rosas proveniente de la floristeria le hizo trasladarse a los buenos tiempos junto a José y Emilio. No hacia mucho de ellos, hará como unos 3 años cuando eran felices todos juntos pero un trágico accidente laboral les arranco a José de sus vidas. Ahora, la muerte volvía a llamar a la puerta de su casa para llevarse a Emilio y se veía sorprendida pensando egoistamente que si se iba Emilio le llegaría la soledad hasta el final de sus días.

Demasiado mayor para empezar de nuevo, demasiado joven para terminar con todo.

Por ello se aferraba a la mano de Emilio cada vez que estaba con el en la habitación, como si su mano fuese el hilo al que se tenia que aferrar para mantenerse con vida, aunque en realidad de ese hilo dependía la vida de dos personas, la de Emilio y la de Ines.

martes, 10 de noviembre de 2009

La trilogia de mi Camino de Santiago (III)






Ir al capitulo 1, Antes del Camino


Ir al capitulo 2, Durante el Camino






Finalizado mi Camino

Tras finalizar mi primera incursión en el Camino me di cuenta que fue la mejor decisión más acertada que había tomado en mucho tiempo. Nunca pensé que en tan poco tiempo combaría mi estado anímico. Todos los demonios que almacenaba dentro de mí se alejaron porque básicamente encontré la paz interior.
Además, me sirvió para conocer que no hay miedo a lo desconocido porque si la decisión es tomada desde el corazón, nada hay que temer. Descubrí que el Camino representa la vida misma con sus alegrías y sus tristezas, en el que todo tiene un principio y un final. A pesar de ello, sentí que la tristeza no tiene cabida aquí, que se va diluyendo en cada paso, y que este Camino es usado por muchos para liberar y olvidar los malos recuerdos, para volver a empezar de nuevo. Me demostró que la vida es única y cada vez que nos sentimos mal estamos desaprovechando un tiempo valioso. Porque estamos en esta vida simplemente para cumplir un objetivo: ser felices.
Finalmente, no hay un día que pase que no me recuerde alguno de los momentos que viví o de las personas con las que compartí esta aventura. Fueron los primeros días del año en los que realmente fui feliz de corazón.






P.D. Como os habréis dado cuenta por la imagen no llegué a Santiago, sino que llegué a Gijón porque sencillamente la meta no es Santiago si no encontrarse uno a si mismo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

La trilogia de mi Camino de Santiago (II)



Ir al capitulo 1, Camino Santiago (I)


Caminando en el Camino

Tuve la suerte de comenzar “mis primeros pasos oficiales” del Camino en buena compañía y resultó así más fácil adaptarse a él. En las primeras horas empecé ya a notar los primeros beneficios, los problemas se iban quedando atrás y nuevas sensaciones se iban creando en mi interior. A pesar de conocer el paisaje lo disfrutaba como nunca pues lo veía con otros ojos. Realizar el Camino estaba siendo una decisión acertada.
Los días de larga caminata continuaban y el cuerpo empezaba a resentirse de un esfuerzo diario al que no estaba acostumbrado. El dolor era continuo y la idea de abandonar volvía a merodear la cabeza, pero el cerebro anulaba cualquier intento de decir “Hasta aquí he llegado”. Notaba el dolor a cada segundo pero también la sensación de que debía continuar, porque de esta experiencia algo positivo iba a surgir. Desde ese momento, descubrí que el cerebro controla la totalidad del cuerpo pero que es incapaz de dominar a los sentimientos que uno alberga en su interior. Aun con dolores me sentía bien por dentro, la experiencia estaba siendo enriquecedora, conocía a gente nueva, gente buena, y poco a poco la coraza que me aislaba del exterior se iba resquebrajando. Empezaba a asomar la persona que era antes.
Y llego el día en que los dolores se quedaron atrás junto con los problemas, los sentimientos afloraban sin ningún pudor y notaba que la alegría iba ganando la batalla contra la amargura y la tristeza. Empecé a disfrutar del paisaje, de sus olores, de apreciar las pequeñas cosas o gestos que en la rutina diaria obviamos. El caminar ya dejo de ser una cura interna para convertirse en una fuente inagotable de recuerdos, sensaciones y aprendizaje para los futuros días.
Pero como todo en esta vida tiene su final, también llego el último día de mi Camino. Una sensación de alegría y tristeza se mezclaban entre sí. Días anteriores había ya había conseguido mi propósito inicial de dejar la amargura atrás. Una felicidad recorría mi cuerpo y que no era de ida y vuelta, si no permanente. Ese día el cielo era claro tal y como me sentía actualmente. Sin embargo, me sobrevino la tristeza porque era consciente de que estaba dando los últimos pasos de un viaje de ensueño. Después de tantas penurias y de muchísimas alegrías había alcanzado la meta fijada.
Llegado el final de mi Camino fui consciente de que despertaba de un sueño precioso. Me entristecía enormemente dejar a la gente que me había acompañado en tantos kilómetros que involuntariamente me ayudaron a recuperar la felicidad. Sin embargo, tenía que volver a una rutina que me había hecho mucho daño pero con la satisfacción y el convencimiento de que la iba a afrontar de distinto modo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La trilogia de mi Camino de Santiago (I)





Antes de comenzar el Camino

Llevaba tiempo situado en una espiral de oscuridad de la que no veía una salida fácil. Mi carácter se había transformado y la sonrisa había sido sustituida por una cierta amargura y apatía. Me había encerrado tanto en mi mismo que muy poca gente se acercaba a mi. Desconecte de todo lo que me rodeaba porque bastante a disgusto me sentía conmigo mismo como para preocuparme por lo que sucedía en el exterior.
Necesitaba hacer algo radical para poder salir de ella pero el miedo a enfrentarte con algo novedoso y desconocido eliminaba cualquier intento de realizarlo. Aguantaba esta situación porque las situaciones buenas o malas cambian y estaba esperando a que ocurriera espontáneamente. No sé muy bien como ocurrió pero de mi interior surgió la idea de realizar a pie parte del Camino de Santiago en solitario. Todo el mundo que lo realiza comenta que nadie vuelve igual que cuando partió. Mi interior me decía que era una decisión acertada pero el miedo a lo nuevo rondaba siempre por mi cabeza. Me decía que era una locura, pero rápidamente me contestaba que podía dejarlo cuando quisiera, que no estoy obligado a seguir si me disgusta. De lo que si estaba tremendamente convencido, aunque todavía hoy desconozco el porqué, era de donde partir, hasta donde llegar y el día para comenzar.
Un cierto nerviosismo recorría mi cuerpo los días previos, no estaba del todo convencido debido al miedo a lo desconocido, pero aun así preparaba el viaje. Me despedía de la gente teniendo la esperanza de que cuando los volviera a ver seria una persona opuesta a la que era hasta entones. La última noche antes de partir casi no dormí, algo nuevo me esperaba pero no sabía si era bueno o malo.
A la mañana siguiente salí por la puerta de casa sin mirar atrás, el primer paso, el más difícil, ya estaba dado. Comencé a dar mis primeros pasos en el silencio de una ciudad que aun no había despertado. El cielo estaba gris, fiel reflejo de cómo me sentía por dentro pero con la esperanza de que cuando finalizara esta aventura mi interior fuera de color azul cielo.