Me levanto del sofá y retiro la cortina de la ventana. Otra vez lloviendo, ya no sé cuantos días lleva si pero creo que me está afectando a mi ánimo. La calle está desierta de gente y solo el ruido de algún coche que rompe el sonido monótono de la lluvia. Realmente la lluvia es lo más parecido a la vida en estos momentos. Me llama la atención el trazado que las gotas de lluvia por el cristal de la ventana. Una de ellas ha esquivado a todas las demás hasta llegar al final. Me fijo otra gota y la sigo con mi dedo pegado al cristal, esta vez se ha unido a otra gota, y luego a otra hasta llegar al final. De repente me viene a la cabeza que lo que estoy viendo es una metáfora de la vida misma. Cada uno de nosotros somos como una gota de agua, muy iguales y a la vez muy diferentes. Tenemos un camino que recorrer, el cual o podemos hacer solos o acompañados, y llevara más o menos tiempo. Pero siempre se consigue llegar al final, despues de todo somos agua.
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