Es increíble el ritmo de vida que llegamos, lo tenemos todo planificado desde el primer minuto de la mañana hasta el último de la noche, y al día siguiente igual y al siguiente........ Este ritmo de vida nos lleva a ser un poco egoístas, se acabo el ayudar al prójimo porque no hay tiempo, ni siquiera esperamos en el ascensor cuando sabemos que alguien está entrando por la puerta del portal, hacemos las cosas tan rápido que no nos paramos en el medio que nos rodea. Y estas situaciones ocurren cada día, el hecho de que te pregunte alguien como estas o como te sientes, ocurre muy de vez en cuando. Damos por hecho que las personas que nos rodean están bien, que no necesitan de nuestras palabras o de nuestros ánimos porque simplemente no nos damos cuenta. Craso error, desde un gesto de apoyo hasta una simple sonrisa hace mucho beneficio a la persona que lo recibe. No cuesta tanto hacer feliz a los que nos rodean, simplemente que no tenemos tiempo de hacerlo, no forma parte de nuestra rutina y por lo tanto se nos hace extraño realizarlo.
Debemos hacer un esfuerzo en preocuparnos mas por nuestro alrededor, que las buenas acciones formen parte de nuestra rutina, así no será tan extraño el dia de mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario