Julian y yo continuamos la noche tomando unas copas en la zona de bares que había cerca del restaurante. en el primer bar, Julian estaba ya hablando con una rubia de pelo rizado con la que parecía que hacia muy buenas migas, por lo que ya se podía suponer como acabaría su noche. Yo, sin embargo, no podía dejar de pensar en la morena del restaurante. Me había cautivado o hechizado porque no podía sacármela de la cabeza. Intente mantener una cierta conversión coherente con la amiga pelirroja pero me era imposible, mis pensamientos estaban dedicados a aquella melena morena. Ella estaba incomoda porque yo no la prestaba la suficiente atención y ella también vio que su amiga había cambiado los planes de esa noche sin contar con ella.
Después de un rato, que se me hizo eterno, apareció en escena un hombre que se presento como amigo y se dispuso a hablar con la pelirroja. En la cara de ella apareció un leve gesto de alivio, y ella pudo comprobar que yo también lo realizé el mismo gesto. Aproveche la oportunidad para despedirme de todos alegando que no me encontraba muy bien del estomago, mentira piadosa, y que me retiraba a casa. Tras las pertinentes despedidas me encamine hacia mi casa con solo una imagen en la cabeza: aquella melena morena.
Después de un rato, que se me hizo eterno, apareció en escena un hombre que se presento como amigo y se dispuso a hablar con la pelirroja. En la cara de ella apareció un leve gesto de alivio, y ella pudo comprobar que yo también lo realizé el mismo gesto. Aproveche la oportunidad para despedirme de todos alegando que no me encontraba muy bien del estomago, mentira piadosa, y que me retiraba a casa. Tras las pertinentes despedidas me encamine hacia mi casa con solo una imagen en la cabeza: aquella melena morena.
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