martes, 14 de julio de 2009

Razón o impulso


Decía una de esas innumerables encuestas que se realizan con el fin de llenar tiempo de información, en la que el 80% de las decisiones que se toman por un impulso, sin pensar, son acertadas. Si nos ponemos a pensar detenidamente en ello, la verdad es que la encuesta tiene mucha razón. La mayoría de las decisiones que son tomadas sin pensar, no son calculadas por el cerebro, por la parte racional, si no por nuestro interior. Toda aquella decisión que se tome con el corazón rara vez es una decisión equivocada. Es acertada porque el cuerpo libera una angustia que posiblemente desconocía o que la estábamos reprimiendo pero que, finalmente, de algún modo o forma se tiene que manifestar. Porque para encontrar nuestra felicidad solo tenemos que interpretar nuestro interior, dejarse guiar por lo que nos dice a pesar de que nos disguste lo que dice, pero que en el fondo es nuestra verdad. Él que conoce de nuestras ilusiones y nuestros miedos.

Solemos escoger el camino de la razón para llegar a nuestro destino, lo hacemos paso a paso, piedra a piedra pero en ocasiones lo que se hace es ralentizar la marcha hasta incluso pararte. Es ahí cuando la parte irracional, la de los sentimientos despierta para que retomes el camino.

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