jueves, 7 de enero de 2010

Años de vida

Hoy vi en la televisión la noticia de un señor que había cumplido 108 años. Esta noticia me trajo recuerdos de una anécdota que me contaron durante mi periplo por el litoral cantábrico.
Es la historia de una señora ya centenaria pero con una fortaleza física muy buena con respecto a su edad, porque suponemos que a esas edades ya son todos dolores y achaques.
Una amiga le preguntó por la edad que tenía y ella respondió 110 años, a lo que mi amiga sorprendida le respondió con cara de sorpresa que que bien se conservaba para su edad y de la vitalidad que desprendía. Entonces la señora le dijo:

De que me sirve tener tanta vitalidad. Ya he vivido demasiado, todas mis amigas y parte de mis hijos ya habían fallecido. Hace tiempo que me quede sola, ya no queda por lo que vivir.

Y después de pensarlo, la señora tenía toda la razón, de que sirve vivir tantos años si lo que realmente cuenta es la forma de vivirlos. Nos agarramos a la vida como a un clavo ardiendo para luego ver que los demás ya se han ido.

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