Angel cerró la puerta de la habitación del pequeño hotel de la sierra y observo la silueta de su mujer Lidia durmiendo placidamente sobre la cama. Una sonrisa satisfactoria salió de su cara.
-Todo ha salido a la perfección. se dijo a si mismo.
Angel estaba intentado recuperar la chispa de su amor, hacia tiempo que se habian distanciado y no podia quedarse por mas tiempo quieto, debía hacer algo para recuperar aquellos buenos momentos porque, definitivamente, amaba a Lidia con toda su alma, la amaba demasiado como para dejarla escapar sin luchar.
Asi que se le ocurrio sorprender a Lidia con una escapada romantica a la sierra, un paseo por los verdes bosques de eucaliptos, cena al suave calor de una chimenea y para finalizar con el reencuentro de sus cuerpos, del roce de piel contra piel.
Angel se tumbó en la cama y se abrazó a Lidia, se recreo en su estilizada figura, en su melena rubia y, sobre todo, en su embriagador olor.
Si, habia salido todo a la perfección como demostraba la sonrisa dibujada en el rostro de Lidia mientras dormia y poco a poco Angel se fue quedando dormido.
Aunque el fin de semana no acabaría como había empezado.
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