Emilio intentaba abrir sus ojos pero éstos no respondían a sus deseos. Se sentía participe de un lugar en el que la oscuridad y el silencio predominaban. Oía constantemente un pitido repetitivo al que le dio forma de melodía y una voz que Emilio no podía descifrarlo que decía y ni tan siquiera podía determinar de donde procedía aunque si que le era familiar.Era como si estuviera en un cueva muy profunda y oscura donde el mas ínfimo sonido se debería oír con total claridad, el problema es que no había ni un insignificante sonido que llevarse a las orejas mas el pitido y esa voz.Preso ya de una preocupación evidente, un pequeño destello de luz blanca apareció en medio de la oscuridad total, era de una intensidad muy baja pero los ojos, que ya se habían acostumbrado a la oscuridad, le cegó durante unos breves instantes. Era una delicia sentir el calor de la luz en su piel y sin dudarlo se dirigió hacia ella. Cada paso que daba la luz iba ganando terreno a la oscuridad hasta el punto de que la oscuridad desapareció totalmente. Allí en la claridad, oyó una voz, ahora si, con total claridad que le resultaba demasiado familiar.
Nada bueno debe haberte pasado si has llegado hasta aquí, le dijo la voz.
Nada bueno debe haberte pasado si has llegado hasta aquí, le dijo la voz.
1 comentario:
Se pone interesante...
Muchos besitos.
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